Asalto a la embajada de México en Ecuador: el caos del unilateralismo penetra Latinoamérica

Jorge Glas. Foto: AFP

En menos de una semana dos embajadas fueron violadas por gobiernos de extrema derecha. Primero Israel bombardeó la embajada de Irán en Damasco, asesinando a comandantes de ese país. Luego el gobierno ecuatoriano del magnate bananero Noboa, alineado al cien por ciento con EEUU, invadió la embajada mexicana, negando el derecho de asilo y secuestrando al ex vicepresidente de ese país, Jorge Glas. Se va imponiendo de esta manera el unilateralismo de la política de los «hechos consumados», disolviendo las reglas del derecho internacional construido de la segunda guerra mundial hasta la actualidad. La respuesta de múltiples actores de la arena mundial. Por Leo Rodríguez para ANRed. 

Una inmediata respuesta ante el asalto a la embajada mexicana vino del presidente Andrés Manuel López Obrador, cortando relaciones diplomáticas con Ecuador. Pero si bien el repudio a la violación de la Convención de Viena es unánime (¡hasta el mismo gobierno de EEUU tuvo que pronunciarse -si bien elípticamente- en tal sentido!), dicho repudio tuvo dos contenidos. Mientras la mayoría de los gobiernos lo hicieron sin medias tintas, una parte de ellos, como el caso del gobierno uruguayo, lo hicieron rechazando también el asilo que México le dio a Jorge Glas.

Estos dos grupos de países tienen distintas relaciones de fuerzas entre sí, según el organismo internacional del que se trate. De allí que la CELAC, en donde el eje lo marcan gobiernos como los de Brasil, México y Colombia, se haya puesto inmediatamente en movimiento para pasar de las declaraciones a los hechos. La presidenta de Honduras (que preside pro témpore el organismo) declaró que “ante la evidente violación de la Convención Americana sobre Asilo y de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas por parte del gobierno de Ecuador, al tomar por la fuerza la embajada de México en Quito, convoco con carácter de urgencia a la troika de la Celac para este lunes 8 de abril, y a los cancilleres para el día martes 9 de abril”.

En cambio la OEA, en la que priman los intereses de los EEUU, se mantenía muchas horas después en silencio.

En cuanto a la interna de ambos países, mientras en México todo el espectro político, en línea con el gobierno, repudió el asalto, en cambio en Ecuador amplios sectores repudiaron la acción de su gobierno. Dos de los principales actores políticos del Ecuador, el movimiento revolución ciudadana y la CoNaIE, repudiaron la acción del gobierno de su país. La Revolución Ciudadana incluso exigiendo la renuncia de Noboa.

Un párrafo aparte merece el resaltar que esta notoria ruptura de las reglas de juego internacionales, pero sobre todo en Latinoamérica, es obra de un magnate bananero recién llegado a la política y alineado incondicionalmente al eje EEUU e Israel. Y se produce a escasos días de los agravios y descalificaciones que Milei realizara contra Petro y López Obrador (previamente a Lula y otros mandatarios). En este último caso la ruptura de relaciones diplomáticas no se concretó porque los presidentes agraviados compartieron que «eso es lo que busca el imperio», que se rompan relaciones entre países latinoamericanos. En este caso, dada la flagrancia y gravedad de los hechos y ya no sólo discursos, la sangre sí llegó al río.

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