8 de diciembre de 2023

LA «TIRANIA» DE LA VILLARRUEL

No fue casual que Villarruel dijera tiranía y no dictadura «¿Cómo pensar en resolver un país devastado sin una tiranía?», planteó Victoria Villarruel en charla con Jonathan Viale, que a un promedio de once cabezazos por segundo marcaba su mercenaria aprobación. Por Ignacio Lizaso NAC&POP 16/11/2023 Otra escena. Este jueves último un grupo de militantes…

No fue casual que Villarruel dijera tiranía y no dictadura

«¿Cómo pensar en resolver un país devastado sin una tiranía?», planteó Victoria Villarruel en charla con Jonathan Viale, que a un promedio de once cabezazos por segundo marcaba su mercenaria aprobación.

Por Ignacio Lizaso

NAC&POP

16/11/2023

Otra escena.

Este jueves último un grupo de militantes de una unidad básica de Villa Crespo distribuían volantes de la fórmula Massa-Rossi en la plazoleta que rodea a la estatua del Cid Campeador.

De pronto aparecieron tres mujeres jóvenes, una de ellas encaró a una militante – jubilada de 64 años – y sin que ésta le dirigiera la palabra casi la volteó empujándola bruscamente, le arrancó el fajo de volantes y los tiró a la calle.

«¿Qué te pasa, loca?», atinó a decir la agredida.

«Tomátelas de este país, zurda de mierda», gritó la barra brava al servicio de LLA.

Cuando los demás miembros del grupo quisieron reaccionar se acercó un auto, no precisamente un falcon verde, y rescató a las del comando libertario.

Semejante declaración, estos episodios para amedrentar a los militantes y las violentas amenazas apuntando a políticos y periodistas, en vísperas de elecciones trascendentales, constituyen una alarmante voz de alerta.

No fue casual que Villarruel dijera tiranía y no dictadura, definición que se hubiera asociado directamente con el gobierno genocida implantado en 1976.

Al diccionario.

En una tiranía «el gobernante tiene un poder total, absoluto, obtenido por medios antidemocráticos y no limitado por leyes, y abusa de ese poder».

La dictadura es «un régimen político que por la fuerza concentra el poder en una persona, o un grupo, y reprime los derechos humanos y las libertades individuales».

  • El generalísimo Francisco Franco y el generalazo Augusto Pinochet son modelos de tirano.
  • Presidentes de facto de sucesivas dictaduras fueron Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu en el golpe de 1955.
  • Juan Carlos Onganía, Roberto Levingston y Alejandro Lanusse, en el de 1966.
  • Jorge Videla, Roberto Viola y Leopoldo Galtieri, en el de 1976.

¿Villarruel tendrá un aspirante a tirano en carpeta, que no sea víctima de un carpetazo de Mauricio Macri, según Jorge Fontevecchia, el «nuevo dueño de Javier Milei»?

Se trata de un sistema de intimidación masiva – ¿miniaturas de aquella blitzkrieg nazi? – que contraría groseramente los tradicionales medios con que quienes hacen campaña a favor de un candidato, pretenden engrupir a la ciudadanía.

Hasta minutos antes de su triunfo electoral en 1989 Carlos Menem prometía un «salariazo» y juraba «no los voy a defraudar».

Pero ya había convocado a Miguel Ángel Roig, número 1 de Bunge&Born, para que fuera su ministro de economía.

El pobre Roig murió a los cinco días y en muestra de suprema coherencia Menem lo reemplazó por… Sí, señores, por el número 2 de B&B, Néstor Rapanelli.

Mentiroso serial, con diploma firmado por su propia madre, en 2015 Macri se permitió la cínica burla de inaugurar un monumento a Perón, acompañado por el Momo Venegas.

A la par anunciaba que no se aplicaría a los trabajadores el impuesto a las ganancias.

Con su sonrisa mefistofélica meses atrás confesó que en aquel momento se había equivocado.

No aclaró si con el monumento o con el impuesto.

El cuento del tío llevado a la política.

Contrariamente a esa clásica línea de estafas los libertarios hacen que coticen en bolsa las acciones de Tiranía S.A. (no precisamente anónima), propician que la ESMA sea «un espacio disfrutado por el pueblo«, por boca de un Bussi hablan de recurrir a las prácticas represivas por parte de las fuerzas de seguridad en caso de alteración del orden y en cualquier momento erigen un busto de Miguel Etchecolatz y resuelven que el primer billete de la dolarización sea ilustrado con la imagen de una picana.

¿Milei está plenamente de acuerdo con este sistema, que tiene notoria afinidad con sus actuaciones iniciales, o se lo impone la creciente influencia de Villarruel?

Destruir a palazos una maqueta del Banco Central, esgrimir una motosierra para terminar con la casta y acusar a la Bullrich, su flamante socia, de «montonera asesina» son gestos que encajan perfectamente en el sistema.

Bramaba lo que sentía y le dictaban como discurso, y ahora a ratos recula, verbo que cultiva con devoción, y se prueba el disfraz de «gatito mimoso».

Cuando Sergio Massa le asestó uno de sus demoledores sí-o-no, referido a si idolatraba a Margaret Thatcher. Milei intentó zafar diciendo que sólo la consideraba entre los grandes líderes políticos del siglo XX.

No azarosamente los otros que citó fueron Ronald Reagan y Winston Churchill.

Un ferviente aliado y un inspirador de la posición de Thatcher.

Los citó como si hubiera mencionado a Martin Luther King o al Mahatma Gandhi, personalidades sin la menor afinidad con la primera ministra británica.

El inconsciente de Milei lo vende sin piedad. Thatcher ordenó el criminal hundimiento del crucero General Belgrano, acto de lesa humanidad que mereció el sólido apoyo de Reagan, presidente de EE.UU.

Apenas se precipitó el conflicto el actor de «Prisionero de la guerra» y «Amarga victoria» declaró: «no seremos neutrales si Argentina usa la fuerza».

En cuanto a Churchill, ya en 1944 le apuntó a Perón al advertir: «Argentina ha elegido aliarse con el mal, con el lado perdedor del mal».

Poco después mostró su lucidez: «no dejen que Argentina sea potencia, arrastrará a toda América Latina».

Curiosamente fue el turfman del infaltable habano en los labios quien a partir de la batalla de Stalingrado inauguró como símbolo de la victoria el gesto de alzar dos dedos en V.

Ademán adoptado por los muchachos peronistas (sin pagar derechos de autor) y que en alguna vieja foto aparece agitando la Bullrich.

Milei habla de «la guerra que nos tocó», como si hubiera sido resultado de un sorteo.

Por supuesto, pretende ocultar la responsabilidad de los jefes de la dictadura genocida.

Hurgando en viejos recortes surgió un hallazgo.

«Miembro de la Junta Militar de la Armada, el almirante Isaac Anaya fue el impulsor ideológico de la guerra de Malvinas y quien obstaculizó toda posibilidad de acuerdo con Gran Bretaña.

Galtieri estaba acorralado por su soberbia, indeciso frente a un conflicto que se le escapaba de la manos y obnubilado por los vahos del alcohol y sus sueños de eternizarse en el poder.

Hubo al menos una posibilidad de evitar la guerra y se frustró», se lee en un ejemplar del diario Clarín (sin firma) del 10 de enero de 2008.

En un reportaje Anaya – el Isaac con uniforme de la marina tiene agoriladas raíces – confesó que «sabía que la guerra se iba a perder».

Cuando le preguntaron si no había pensado en proteger las vidas de los soldados muertos vomitó: «el mandamiento más hijo de puta que existe es ama-a-tu-prójimo-como-a-ti-mismo».

Anaya fue figura sobresaliente de esa dictadura.

¿El objetivo es sembrar el terror para que, sin resistencia, la tiranía se implante el 10 de diciembre?

Es inconcebible olvidar la misión ejecutada hace 50 años por las 3 A.

Entre La Libertad Avanza y los nombres y apellidos de Lilia Lemoine y Villarruel aportan 7 L.

IL/



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