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JUAN VUCETICH: CASO FRANCISCA ROJAS

Evolución de la Identificación. La dura lucha por la dactiloscopia

Luego de descubrir la autoría del doble filicidio, ocurrido el 29 de junio de 1892 en la ciudad de Necochea, dió lugar a que fuera el primer caso conocido de aplicación del estudio de los rastros digitales al descubrimiento de un delito y, por lo tanto, de admisión de la Dactiloscopía como prueba judicial.

 

Caso Francisca Rojas

Luego de descubrir la autoría del doble filicidio, ocurrido el 29 de junio de 1892 en la ciudad de Necochea, dió lugar a que fuera el primer caso conocido de aplicación del estudio de los rastros digitales al descubrimiento de un delito y, por lo tanto, de admisión de la Dactiloscopía como prueba judicial.

La precedente comprobación de la identidad por un medio completamente nuevo empezó a convertir en favorable para Vucetich la opinión que, hasta entonces le había sido contraria.

La adopción de un sistema original tan distinto del de Bertillón, que dominaba entonces en todas partes, era considerado por la mayoría como un atrevimiento descabellado.

Vucetich ha relatado en el Anexo II a su Proyecto de Ley de Registro General de Identificación (páginas 141 a 143), los principales caracteres de la lucha en que hubo de empeñarse para lograr el triunfo de su sistema.

Cuando puse de manifiesto dice por primera vez en el mundo los errores capitales e irremediables a que podía dar y daba margen el bertillonaje, y la perfección puesta a cubierto de toda duda que ofrecía el sistema dactiloscópico, mi afirmación dió motivo para que se me tachara de temerario y arrogante, porque me atrevía a lo que antes que yo no se habían atrevido otros.

La resistencia que encontré me incitó a una entera consagración al estudio para el perfeccionamiento de mi sistema, obligándome a erogaciones que comprometían de una manera irreparable el mezquino emolumento de que gozaba.

Que no fue lo peor.

Lo peor fue que sentí que en torno mío se sembraban espinas; y la murmuración implacable, prohijadora de la hipócrita calumnia, infundía sospechas respecto a mí y a mis trabajos, no economizándoseme ni la colérica burla ni el petulante agravio.

Máxime cuando en 1893 la Superioridad dispuso la supresión de dicho servicio por considerarlo inútil; el que fue rehabilitado pocos meses después, siendo Jefe de Policía don Francisco P. Lozano.

Con objeto de recompensar los trabajos extraordinarios prestados por Vucetich a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la sesión del 22 de junio de 1894 de la Cámara de Diputados provincial, los diputados Alejandro Korn, José Vicente Martínez y Mariano A. Pinedo, presentaron un proyecto por el cual se le acordaba a Vucetich la suma de cinco mil pesos por una sola vez.

El proyecto fue aprobado por la mencionada Cámara; pero diferida su sanción en la de Senadores, hasta quedar caducado.

Vucetich, entretanto, consagraba al estudio y a la adquisición de materiales, que necesitaba para los fines de su invención, gran parte de sus escasos emolumentos.

En vez de obtener apoyo y protección para sus trabajos, a causa de la sorda hostilidad que promovían contra él sus enemigos de su acción renovadora, se le restringían hasta los materiales de la oficina.

Tenía pues, que costearse los diversos y costosos libros que necesitaba para sus estudios y los materiales para los experimentos.

Cuando concibió la construcción del armario casillero como base necesaria de la aplicación de su sistema, para archivar las fichas clasificadas, tuvo que adquirir de su peculio los armarios usados, en una antigua casa de modas, y hacerlos transformar en casilleros para adaptarlos al nuevo uso a que estaban destinados.

En 1895 publicó su Sistema de Filiación Provincia de Buenos Aires, con prólogo del Doctor J. Weigel Muñoz, consistía ese sistema en un procedimiento que utilizaba la filiación ordinaria y la descripción de cicatrices y tatuajes como complemento de la Dactiloscopía, y donde este último sistema se describía más extensamente, insertando láminas con muestras de los diversos dibujos y las clasificaciones respectiva, cuyo número se había elevado a 101.

Con motivo del comentario elogioso que la prensa hizo de esta obra, el doctor Agustín F. Drago, Jefe entonces de la oficina de Antropometría de la Capital Federal, publicó una carta en La Nación acusando de plagio a Vucetich con respecto a la obra de Bertillón; sin tener siquiera, en cuenta, que se presentaba allí el nuevo sistema de las impresiones digitales.

Vucetich contestó esa imputación en otra carta publicada por el mismo diario, aclarando la verdad sobre el carácter y procedencia de su libro y la índole de su sistema.

No obstante esa impugnación, posteriormente, la oficina de Antropometría mencionada resolvió adoptar oficialmente, como texto de enseñanza y aplicación, la mencionada obra.

El doctor Ernesto Quesada publicó en 1900 un folleto titulado «La reincidencia y el sistema antropométrico», donde hacía elogio de la antropometría sin conocerla prácticamente y recomendaba su adopción; pero una carta que publicó Vucetich en la Revista de Policía de Buenos Aires le demostró su error en que había incurrido.

Así transcurrieron diez años, hasta que en 1901 afortunadamente para mí, se realizó en Montevideo el Segundo Congreso Científico Latinoamericano, al cual solicité se me permitiera concurrir en calidad de Delegado de la Jefatura de Policía. Donde presentó una tesis titulada «Nuevo Sistema de Identificación».

En 1902 con motivo de una entrega de un álbum que le hizo el personal de la repartición por su actuación en el congreso Científico, (en mayo) decía el reputado estadista doctor Francisco Latzina, que asistió al acto: Vucetich puede felicitarse que haya merecido que los nulos le saquen la lengua y le honren con las expresiones de su rabia imponente.

Cuando en un necrólogo se afirma que Fulano no ha tenido mas que amigos en vida, puede estarse seguro que dicho Fulano ha sido un cretino, porque es menester ser un nulo para no tener ningún adversario.

En 1904 publicó Vucetich su obra fundamental Dactiloscopía Comparada.

El nuevo Sistema Argentino.

Que presentó al Segundo Congreso Médico Latinoamericano, en el cual no pudo ser considerada por haber llegado tarde.

Para abonar el importe de la edición vióse obligado Vucetich a enajenar su biblioteca; y aun así no consiguió reunir la totalidad del precio establecido y tuvo que dejar depositada parte de la obra en poder del editor.

Asimismo, en el año 1905 y con motivo de haber publicado el doctor Alfredo Giribaldi, jefe de la oficina Antropométrica de Montevideo y apasionado bertillonista, un folleto titulado Identidad y Filiaciones en el que atacaba a la Dactiloscopía, afirmando respecto de ella que era un complemento útil para la identificación de las personas y sumamente práctico para la identificación de los cadáveres,

Vucetich sostuvo una polémica periodística con dicho señor, en la cual demostró el desconocimiento que tenía de la materia el señor Giribaldi y el futuro que le estaba reservado a la Dactiloscopía.

La mencionada polémica se inició por Vucetich con un artículo pu-blicado en El Día, de Montevideo, el 13 de noviembre de aquel año.

Con motivo de la aparición de la obra Dactiloscopía Argentina, publicada por el doctor Reyna Almandos, (colaborador y amigo de Vucetich) en 1909, en la revista Renacimiento de Buenos Aires, el doctor Ernesto Quesada publicó un extenso artículo tratando de refutar las afirmaciones del doctor Reyna Almandos referentes a la prioridad, en la aplicación dactiloscópica, que corresponde a la Argentina y que, según el doctor Quesada, pertenecía a Inglaterra.

A ese ataque, tan inesperado como injusto, contestó Vucetich en dos artículos, publicados en Renacimiento, en los cuales demostraba, con pruebas y documentos, que en la provincia de Buenos Aires se había efectuado la aplicación identificativa de las diez impresiones digitales, desde 1891, y en Inglaterra, o sea en la India Inglesa, por Henry, desde 1897.

Intervino también, en la polémica, el doctor Reyna Almandos, aportando testimonios y argumentos decisivos, con su interesante obra Origen del Vucetichismo.

El 28 de septiembre de 1912 se presentó a la honorable Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires un proyecto por el cual se otorgaba a Vucetich la suma de cien mil pesos, en concepto de indemnización por los servicios prestados al país con el invento de su Sistema Dactiloscópico Argentino, difundido, después, en todo el mundo.

El Senado sancionó, por unanimidad, el mencionado proyecto; y en la Cámara de Diputados fue aprobado en general, pero quedó sin sanción particular hasta que fue archivado.

Por decreto del Poder Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires, el 20 de enero de 1915 se le encomienda a Vucetich la redacción de un proyecto de ley de Registro General de Identificación y de sus decretos reglamentarios.

Es así que el 27 de mayo del mismo año eleva Vucetich al Ministro de Gobierno su proyecto de ley, comentado y explicado en cada uno de sus artículos, acompañándolo con la historia del origen y desarrollo de la Dactiloscopia.

El 20 de julio de aquel año, fecha en que Vucetich cumplía los 58 años de edad, se promulgó la ley del Registro General de Identificación, institución única en el mundo, que coronaba su esfuerzo infatigable de un cuarto de siglo.

Con motivo de un informe pericial de los doctores Castallano y Arana Zelis, que apareció en la Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal, en el cual se formulaban apreciaciones contrarias a los derechos de Vucetich con respecto a su sistema; él publicó en la misma revista un extenso estudio titulado

Mi Actuación Dactiloscópica, en el que, con gran acopio de datos y argumentos, dilucida la cuestión referente a los orígenes dactiloscópicos.

Este trabajo polémico figura en el número de enero-febrero de 1916 de la citada revista.

En cuanto al Registro General de Identificación, que es la obra cumbre de Vucetich, primera Institución de su género en el mundo, la cual posee una breve y penosa historia, como la de un gran destino malogrado.

El 20 de enero de 1915 le encomienda por decreto a Vucetich el Poder Ejecutivo de la Provincia, la redacción del proyecto de ley, el cual es presentado por su autor el 17 de mayo al Ministro de Gobierno.

El 6 de junio del siguiente año 1916 es enviado el proyecto a la Legislatura; queda sancionado ley el 18 de julio y se promulga el 20 del mismo mes.

El 3 de agosto es nombrado Director don Juan Vucetich, y el 28 de Mayo de 1917, el Interventor Nacional don José Luis Cantilo, dispone por decreto la suspensión de la ley respectiva y la entrega a la Policía de todos los documentos, legajos, muebles y efectos que el Registro poseía.

Sólo diez meses funcionó dicho Registro.

En carta dirigida a Barros Conde pocos días después de la supresión del Registro, Vucetich denominaba el día mas triste de mi vida a esa fecha nefasta en que tuvo que entregar el organismo recién creado, o sea el fruto de su excepcional esfuerzo, a sus antiguos empleados de la Oficina de Identificación.

Larga fue, y desgarradora, la lucha que Vucetich debió sostener, entonces, consigo mismo para no deponer la integridad de su carácter ante los embates de la soledad, la pobreza y la calumnia.

Él, que había proporcionado, tanto al Estado de su país como al de cualquier otra Nación; venía a terminar así, su carrera de empleado público, en calidad de simple cesante; sin otro beneficio, ni recurso, que el de la pensión graciable de 300 pesos que el Congreso Nacional le había otorgado en 1915 por el término de 10 años.

A el que gracias a la nueva palabra que se hallaba en todos los diccionarios del mundo: Dactiloscopia, y había puesto en lo más alto el nombre de su país por adopción, Argentina, se le llegó a disputar por sus adversarios y beneficiarios de su invento, la ciudadanía Argentina.

Cuando Vucetich necesitaba hacer pesadas erogaciones que afectaban la precaria economía de sus ingresos, él conformaba a sus familiares con estas palabras sanas de un optimismo viril y racional: No se apuren, que el dinero va a entrar a espuertas, en casa, cuando mi sistema empiece a producir beneficios económicos para todos los países.

Lo que entró fue la pobreza, la soledad y la calumnia, compañeras de la enfermedad y el desaliento.

El 28 de mayo de 1918 dirigió un extenso memorial al gobernador de la Provincia, doctor José Camilo Crotto, solicitando el restablecimiento del Registro de Identificación que había sido suspendido por decreto del Interventor señor Cantilo. El resultado fue negativo, como en todos los intentos anteriores.

Poco tiempo después y apremiado por la falta de recursos, se dirigió a diversos países sudamericanos que empleaban su sistema, solicitando una compensación económica por su invento.

La respuesta fue evasiva en todas partes; porque nadie podía considerar un acto de justicia de esa índole, sino a través de complejos trámites legislativos, difíciles de iniciar y de proseguir con éxito.

Entonces se consagró a redactar la Historia sintética de la identificación, que iba imprimiendo, a la vez, hoja por hoja, y a sus expensas, en un modesto taller tipográfico de La Plata.

Terminada en 1921 esta obra valiosa, anuló la edición, por haberse convencido de que debía completarla con nuevos datos.

El 25 de Enero de 1925, entre sufrimientos y torturas del cuerpo y del espíritu, se extinguía en la ciudad de Dolores , cuyo nombre adquiría para él un amargo simbolismo, la existencia del hombre que había aportado a la sociedad, prácticamente, la revelación de la personalidad individual.

Si, toda su vida fue una constante lucha, pero las dos verdaderas batallas que tuvo que sostener hasta el último día de su vida fueron: una en defensa de sus derechos, de su primacía y originalidad que, para mayor escarnio, sólo se las disputaban sus discípulos, sus antiguos discípulos, pues el propio Quesada lo había sido.

Y otra, en defensa de la aplicación civil de la Dactiloscopia, que pretendía utilizarse como un monopolio, con carácter represivo, y él aspiraba a que fuese la garantía y la defensa de la personalidad.

En ésta última batalla, sobre todo, fue donde Vucetich sufrió los más graves contrastes y encontró las resistencias mas enconadas e irreducibles que lo persiguieron, sin descanso, hasta mas allá de la tumba, que si bien lograron vencerlo físicamente, él en cambio, había alcanzado ya una victoria completa, convirtiendo a la ciencia y en doctrina, la causa por la cual había luchado.

Imposible parece, en treinta y tres años, que fue la duración de su vida pública, alcanzar el triunfo más completo para su obra y su Patria, ni un fracaso más rotundo para sí.

 

Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires

Dirección: Calle 2 entre Av. 51 y 53.

La Plata,

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