29 de marzo de 2024

ELECTORES DE 18 A 23 AÑOS: EL 32,1 % SE DEFINE KIRCHNERISTA Y EL 21%, LIBERTARIO

El voto «libertario» disminuye entre las mujeres. Eduardo Chávez Molina del Gino Germani, derriba el mito que indica que Javier Milei tiene prevalencia entre los y las jóvenes: 21% se identifica libertario y el 32,1% se define kirchnerista. Por Alejandra Dandan Página/12 21/05/2023 LA ANATOMÍA DEL VOTO DE LOS 18 A LOS 40 AÑOS ¿Es…

El voto «libertario» disminuye entre las mujeres.

Eduardo Chávez Molina del Gino Germani, derriba el mito que indica que Javier Milei tiene prevalencia entre los y las jóvenes: 21% se identifica libertario y el 32,1% se define kirchnerista.

Por Alejandra Dandan

Página/12

21/05/2023

LA ANATOMÍA DEL VOTO DE LOS 18 A LOS 40 AÑOS

¿Es verdad que los jóvenes apoyan a Javier Milei?

La encuesta que desnuda el mito

El director del Grupo de Estudios de Desigualdad y Movilidad del Gino Germani, Eduardo Chávez Molina derriba el mito que indica que Javier Milei tiene prevalencia entre los y las jóvenes: 21% se identifica libertario pero otro 32,1% se autodefine kirchnerista.

La tendencia se amplía al sumar el “peronistas no kirchneristas”.

El voto libertario cae entre las mujeres.

No todo es lo que parece.

De cada 4 jóvenes identificados con Javier Milei sólo 1 es mujer.

De hecho, entre las jóvenes, el kirchnerismo y el peronismo no K parecen «una tendencia predominante”, sostiene el sociólogo Eduardo Chávez Molina.

El investigador y director del Grupo de Estudios de la Desigualdad y Movilidad Laboral del Gino Germani advierte, además, que 51,4 por ciento se identifica con alguna de las variantes peronistas versus un 10,5 por ciento de libertarios.

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En tanto, la adhesión a Milei no crece en todos lados igual.

Crece en los extremos: arriba y abajo de la estructura de clases.

Alto impacto entre ceos jóvenes y pequeños empresarios con un pico de 54 por ciento caracterizados por la auto protección laboral y la desregulación impositiva.

Y el icónico “pibe Rappi”, precarizados y autónomos usualmente sin paritarias: 37,7 por ciento y 23,7 por ciento.

Es por eso que Chávez Molina sostiene que para hablar del “fenómeno libertario” en la identidad política de las y los jóvenes es preciso tener también en cuenta lo que parece su contracara: el “fenómeno kirchnerista”.

Todos estos datos surgen de una encuesta que se hizo con la modalidad presencial en 5.239 hogares de todo la Argentina.

El trabajo del sociólogo derriba algunos mitos: no es cierto que exista una prevalencia libertaria entre los jóvenes.

En el universo de casi 4,2 millones de electores de 18 a 23 años, 21 por ciento se identifica libertario pero otro 32,1 por ciento se autodefine kirchnerista.

Esa tendencia que se amplía con las y los “peronistas no K”, 9,3 por ciento, da cuenta de una polarización creciente que al parecer diluye el peso de la ultraderecha. Y no es el único dato.

“Es un grupo joven polarizado, por eso hablar del fenómeno Milei también implica hablar del fenómeno kirchnerista”, dice Chávez Molina.

“Si fuera 70, 80 o más del 50, diría que hay un fenómeno libertario juvenil increíble, pero no lo hay”.

Otro dato que surge de los números le habla al peronismo.

“Lo que es llamativo –dice el sociólogo– es que el peronismo kirchnerista muestra, por lejos, la mayor expresión de identidad política del país por sobre todas las otras identidades políticas en el resto de las edades.

Esto no refleja el voto, sino identidad partidaria o identidad con sus líderes o lideresas”.

¿Cambia el panorama con la salida de CFK?

¿Cómo se compone el voto libertario?

¿Por qué crece donde lo hace? ¿Cuál es el alcance de los datos?

Spoiler alert: otra clave del estudio es la estructura social, con datos que hace diez años no estaban y dan señales de antídotos anti libertarios tanto en la rama industrial como en lo que el sociólogo llama “fenómeno de expansión educativa”, “esperanza educativa en la mujer” o “muerte del amor romántico”.

LA MUESTRA

Los datos surgen de una encuesta poco habitual: presencial, cara a cara, en 5.239 hogares de todo el país con 160 preguntas de media hora y consensuadas por 17 centros de estudio, 160 investigadores, coordinados por Pablo Dalle. Desde la UBA y la Universidad de Córdoba a la Universidad Católica, Jujuy, Mendoza, Tierra del Fuego, Río Negro, entre otras.

Se hizo en el 2021 y 2022 auspiciado por la Agencia de Ciencia y Teconología del MINCyT, pospandemia y post elecciones con el “desenganche” por ausentismo y es contrastado con encuestas de opinión política 2023.

Chávez Molina integra el Instituto Gino Germani, es docente en Sociología de la UBA y dirige el Departamento de Sociología de la Universidad de Mar del Plata.

Con él trabajan María Fernández Melian e Isidro Aduriz, el consultor territorial.

Eduardo Chávez Molina, Isidro Aduriz y María Fernández Melias. Foto: Leandro Teysseire

“Es un estudio de la estructura social argentina que analiza condiciones laborales, demográficas, hijos, sexo, nivel educativo y toma ejes candentes en la opinión política como rol del Estado, transferencia de ingresos, impuesto a la riqueza e indaga sobre identidad política que no es igual a voto», dice Chávez Molina.

«Es una mirada más amplia sobre partidos e incluso candidatos; el voto cambia de un momento a otro.

La identidad no se traslada a voto aunque sugiere una orientación y arroja ideas sobre una sociedad y qué se espera.

Estudiamos ‘esquema de clases’.

Miramos la estructura socio ocupacional, en cómo la gente se reproduce de acuerdo a condiciones laborales para entender cómo mira el mundo.

Eso difiere de una encuesta común de opinión política”.

Encuesta nacional sobre la Estructura social de Argentina y Políticas públicas durante la pandemia por Covid19 (ESAyPP/PISAC-Covid19) relevada en la Argentina urbana 2021-2022.

LA SALIDA DE CFK

Según la muestra de “voto”, hay un cabeza a cabeza en esa franja entre CKF y Milei: 28 pro ciento y 24 por ciento.

Para Chávez Molina, el paso al costado de CFK tenderá a reordenar más que a fugar votos en el FdT.

“Tiende a reordenar predilecciones en el marco de las candidaturas.

Si CFK no se presentara a las elecciones, la mayoría no votaría a nadie más”, dice Chávez Molina.

Del otro lado de la línea, su colega Isidro Aduriz retoma una idea que está dando vueltas para discutirla.

“Algunos sostienen que Milei disputa el voto kirchnerista joven y, aunque es cierto, la polarización en esa franja está diciendo que no hay trasferencia entre esos dos polos. No son los mismos unos y otros.

Cuando ves cuadros de segundas opciones, los pibes que van a votar a Milei no saben a quién votar si lo sacás de la cancha.

Tampoco hay transferencia a CFK.

Y cuando sacás a CFK, los pibes que la votaban se van a candidatos del peronismo: 70 por ciento suman entre Sergio Massa y Wado de Pedro, y tampoco transfiere votos a Milei.

O sea, son dos grupos bien distintos.

Uno respeta identidad más allá de la persona, el otro es pura persona, el agujero negro, simplemente expresión del disgusto de los pibes respecto de la clase política”.

¿DONDE ESTA EL VOTO?

La muestra ofrece datos relevantes.

Sobre Milei, adhesión en los extremos y que no todo es “pro-mercado”: 43,6 % está a favor del ingreso a los más pobres y 38,2% del impuesto a la riqueza.

“¿Qué diría Milei si viera nuestras encuestas?, dice Chávez Molina.

Luego pregunta lo mismo de Alfredo Cornejo: entre los radicales, esos números superan 50 por ciento.

Sobre kirchnerismo existe una enorme prevalencia en trabajadores manuales (industriales): 40,9 por ciento de los más jóvenes se identifica kirchnerista en una tabla ascendente con promedio de 38,7 en todas las edades. Una foto que hace diez años no estaba.

“Ahí tenés el peso de la clase ocupacional y de la edad porque entre los que están en posición jerárquica joven o propietarios joven sí aparece Milei: los libertarios son 52%, más de la mitad”, sigue el sociólogo.

“En pequeños negocios son 20,1%, en cuenta propia y profesional son 14,3% y, luego, cuando empiezo a mirar trabajadores manuales de la industria son 14,2%.

Los trabajadores no manuales de pequeños negocios son 2%. O sea, si miro los datos por clase social – ocupacional tengo una curva perfecta: a los libertarios los encuentro arriba, entre propietarios y directivos de grandes y de pequeñas unidades, y en los trabajadores manuales menos calificados y lugares de trabajo manual y pequeños negocios donde no tenés la idea de lo colectivo como articulador de la protección laboral.

Con esto quiero decir que cuanto más mejorás la estructura social, más te alejás de los bordes”.

Añade: “Argentina tuvo una experiencia exitosa de 2006 a 2015 donde los trabajadores no calificados perdieron peso en estos mismos cuadros.

Es decir, hubo un periodo en el que algo pasó.

No tengo que ir a Finlandia a mirar cómo lo hicieron.

Pasó acá”.

EL DIQUE ANTI LIBERTARIO

¿Qué más encontraron sobre identidades políticas?

– Un dato principal es algo muy en boga: edad y a quién vota o edad e identidad política tomando como eje las expresiones más extremas del liberalismo que se autodenomina libertario.

Queríamos mirar eso.

Hicimos cortes por edad: 18 a 23 años; 24 a 29 jóvenes que empiezan a consolidarse y 30 a 40 de consolidación laboral.

Pero para entender los resultados hay que entender otra cosa.

–-¿Qué?

–-Qué pasa con las y los jóvenes.

A diferencia de otros países, acá hay un corrimiento de la edad por un fenómeno de expansión educativa: cada vez más gente estudia o hace educación superior.

En el mundo, 4 de cada 10 jóvenes estudian entre los 18 y 23 años pero acá es entre los 20 y 25 por “sobreedad” en el secundario.

Eso corre la edad y a la vez muestra una expansión gigantesca de la educación superior: casi triplica la de hace 20 años.

E impacta en estructura laboral, profesional, maternidad y paternidad.

Es una franja con mucha volatilidad: entre 20 y 30 años hay volatilidad ocupacional, muchos estudian y un dato es que la mayoría son mujeres.

Según la Secretaría de Políticas Universitarias por cada 100 varones en educación superior hay 155 mujeres.

Y de cada 100 mujeres que egresan, lo hacen 55 varones.

–-¿Cuál es la relación con identidad política?

–-Es que obviamente esa formación empieza a impactar en la estructura social.

Tenés más mujeres egresando, cambia la composición de segmentos ocupacionales que antes eran masculinos.

Esto se nota en la población de hasta 40: cae la tasa de natalidad, fecundidad, hay retraso del calendario de maternidad.

¿Qué hay detrás?

Algunos hablan de “pérdida del amor romántico”: la idea de que el amor romántico se disuelve porque ya no es lo principal.

La maternidad no es el eje en la vida de una mujer y se nota, por ejemplo, en la caída de la tasa de fecundidad argentina que es vertiginosa.

Hace 5 años nacían unos 750 mil pibes, hoy 550 mil.

La serie más larga desciende desde el baby boom de los 80 pero ahora empezó a darse en los últimos años más bruscamente y en todo el país.

¿Coincide con el auge feminista?

–Algunos hablan de la ola verde, otros de la ESI, también del mayor peso de la “esperanza educativa” en las mujeres.

Como sea, todo impacta en la mirada política.

¿Por qué?

–¿El género de los libertarios?

–Así es.

–Cuando responden, 50% dice “ninguna” identidad polítíca.

¿Cómo leerlo?

–No es necesariamente una posición anti-política.

Es un discurso variado y heterogéneo, y puede contenerlo. Responden otras preguntas.

Las opiniones son divergentes en torno a ejes como mercado/estado, pero se orienten más bien hacia marcas regulatorias del estado que hacia el mercado.

La tendencia parece dar cuenta así de una experiencia país construída en el largo plazo que ha incubando algunos antídotos contra el auge libertario, mientras otros poco a poco se degradan.

IDENTIDAD POLÍTICA Y OTROS DATOS

  • Peronismos: el kirchnerismo cuadriplica al peronismo no K.
  • Feminismos. No advierte grandes diferencias de género entre PRO y UCR.
  • PRO crece entre jóvenes y adultos y los radicales en los más de 65.
  • Los jóvenes PRO superan a los jóvenes radicales: 15 a 5 en total.
  • En la franja de 30 a 40 años, 10 a 7. El radicalismo sin embargo duplica en la franja de 65 años: 30 a 17.
  • El dato no es menores que los adultos mayores son más numéricamente que los jóvenes, unos 5,6 millones, e históricamente votan más que los jóvenes.



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