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EL DÍA QUE COMENZÓ LA FRACTURA DE MONTONEROS

El detonante de la disidencia fue el rechazo de muchos militantes al desafío de los jefes montoneros

El domingo 3 de Febrero de 1974, en el Club Sportivo Baradero, se reunió el Congreso de la Juventud Peronista de la 2a Sección de la Pcia. de Buenos Aires. Daba inicio a “la Lealtad”, la primera disidencia importante con Montoneros

 

Por Aldo Duzdevich*

Infobae/ Sociedad

4 de Febrero de 2023

El detonante de la disidencia fue el rechazo de muchos militantes al desafío de los jefes montoneros

Antes de este hecho público, hubo todo un proceso de debates internos dentro de la organización Montoneros, que finalmente terminó en una fractura, conocida como JP Lealtad y Montoneros Soldados de Perón; que a los pocos meses de la muerte del General, se diluyeron en las distintas estructuras del movimiento peronista.

La JP de la “Segunda” tenía, en el plano clandestino, a la columna José Gervasio Artigas de Montoneros cuyo máximo referente era un sacerdote muy especial, el padre Jorge Galli, alias el Viejo, o alias Quico.

”No soy un cura que se hizo peronista, sino un peronista que se hizo cura, y no soy un cura obrero, sino un obrero hecho cura”, se definía Galli a sí mismo.

De una familia muy humilde de nueve hermanos, abrazó el peronismo el mismo 17 de Octubre de 1945.

Fue albañil hasta su fallecimiento, en 1995.

En el Seminario de Villa Devoto se inició en la militancia junto a Eduardo Moreno, Pepe Ledesma y otros que luego serían el grupo inicial de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) .

Allí trabó amistad con Carlos Mugica, que era profesor en el seminario.

Galli era casi la contracara de Mugica. Carlos era de buena cuna, rubio, mediático.

Galli vivía en Villa Pulmón de San Nicolás y pasaba por un habitante más de la villa, evitaba a la prensa, y cultivaba un perfil clandestino y conspirativo.

Los unió una gran amistad y coincidencia política hasta el asesinato de Carlos.

El Seminario de Villa Devoto

El Seminario de Villa Devoto

Un congreso que casi termina en tragedia

El congreso estaba citado a las 11 de la mañana, con todas las precauciones de seguridad, porque se preveía que el sector que respondía a Mario Firmenich iba a intentar frustrarlo.

Efectivamente, luego del mediodía, un grupo de militantes que respondían a la conducción de Montoneros, provenientes de Campana y Escobar, se hicieron presentes para intentar copar el encuentro.

Cuando observaron que se palpaba de armas al acceso, se desarmaron e intentaron forzar su ingreso.

Al inicio de una ancha escalera que llevaba al primer piso, se produjo un forcejeo, hasta que “Quique” Padilla sacó un arma y disparó al aire.

Los que custodiaban la escalera desenfundaron y apuntaron hacia abajo.

Por suerte los que intentaban ingresar ya no tenían sus armas encima, o hubiese terminado en un hecho de sangre.

Ante esa situación desfavorable, entre cánticos e insultos, el grupo se retiró.

Superado el incidente, se inició el Congreso con un voto de aplauso para el diputado Nicolás Giménez por su conducta de no renunciar a la banca y permanecer leal a Perón.

Luego se designaron autoridades y pasadas las 16 hs., en prevención de nuevos incidentes, parte de los asistentes se trasladaron a San Pedro, donde terminaron la redacción del documento de rechazo a la Conducción Nacional de Montoneros.

El documento, que fue entregado en mano al general Perón, expresaba:

Una característica de ese imperialismo ha sido siempre negarnos la posibilidad de crear originalmente nuestro propio desarrollo histórico.

Para ello se valió de todos los resortes de la dependencia económica política y cultural

2) Esta reiterada conducta ha procurado el vaciamiento del Movimiento de sus propias y originales banderas de liberación y se ha insertado en él, en un supremo intento de destrozarlo.

Algunos de los protagonistas de la ruptura con Montoneros. Enrre ellos, Horacio González (con un papel en la mano)

 

Ahora se pretende alejar a la Juventud Peronista del General Perón, en sucesivas etapas, culminando con un enfrentamiento con nuestro Conductor en momentos en que es preciso unirse con más fuerza a su alrededor.

Una cosa fue movilizar con las banderas del peronismo, leal a Perón y su conducción y otra (muy distinta) darse un proyecto propio y pretender una misma respuesta movilizadora, al margen del proyecto estratégico de Perón.

Se olvida que la representatividad de la conducción de Juventud Peronista no es autónoma sino que deviene del poder político de Perón.

Queremos una Juventud Peronista representativa pero que al mismo tiempo se integre al proceso de cambio con los métodos de la revolución nacional peronista, sin subalternos líderes presuntuosos que pretendan substituir al único elegido por el pueblo argentino.

6) Como una consecuencia directa de lo que afirmamos no podemos sino dar nuestro más amplio apoyo al comunicado dado por las bases de las Regionales, I, II y VIII , que aprobamos en todos y cada unos de sus términos.

7) Nuestras diferencias no son con la Juventud Peronista de las Regionales (a la que pertenecemos) sino con la Conducción.

No lo es tampoco con la línea política que recibió el apoyo del pueblo argentino, sino con las desviaciones que a nivel de conducción se ha pretendido imponer en los últimos meses.

8) Ante todo esto, la Juventud Peronista de la Segunda Sección decide desconocer la conducción nacional de la misma y elegir directamente sus propias autoridades durante este congreso.

Firma Juventud Peronista de la Segunda Sección Electoral de la Pcia de Bs As.

Horacio González y el padre Jorge Galli

 

Las autoridades designadas fueron: Nicolás Giménez, de Baradero; Jorge Tellería, de Ramallo; Luis Perak, de San Antonio de Areco; Jorge Orlandi, de Zarate; Mario Luchéssi, de San Pedro y Alcides Sequeiros, de Pergamino.

Entre los firmantes y participantes del Congreso estuvieron: Guillermo Cappadoro y Roberto Karaman de San Nicolas; Raul Comolli de Ramallo, Néstor “Cascote” Gonzales de San Pedro, Roberto Azpeitia y Aldo Duzdevich de Pergamino; Mario Cisneros y Ruben Sarna de Campana; Domingo Contin, Oscar Morano, José Víctor Suárez y Pancho Orlandi de Zarate; Roque Capuccio y Alfredo Cossi de Baradero.

Los dirigentes más importantes: Patricio Jeanmaire, el Padre Jorge Galli; Eduardo Moreno; Pepe Ledesma y Quique Padilla, entre otros.

Personal de Presidencia dependiente del coronel Damasco siguió de cerca toda la jornada.

El Congreso de Baradero fue el detonante o puntapié inicial de otras fracturas en distintas partes del país.

Unos días después, salió un comunicado de la columna José Gervasio Artigas, de Montoneros, anunciando su desconocimiento a la conducción nacional de la Organización.

El cura Jorge Galli y Patricio Jeanmaire emprendieron una vertiginosa recorrida de ciudades y provincias buscando adhesiones a la fractura, tratando de rescatar a la mayor cantidad de compañeros posible.

Jorge Tellería recuerda: “Yo lo llevé al Cura a Córdoba porque había gente que se quería abrir de la Orga”.

Sé que otra vez fuimos a La Plata, a Olavarría; el Viejo Galli se movía por todos lados.”

La JP Lealtad se extiende por todo el país

El 9 de Febrero varios diarios daban espacio a una nueva disidencia de Montoneros en Moreno.

En una conferencia de prensa dada en la sede de la Asociación Obrera Textil (AOT), los miembros de las diferentes agrupaciones de la Tendencia anunciaban: “Desconocemos a (Roberto) Quieto y Firmenich como conductores de Montoneros, pues desvirtúan aquellas banderas alzadas por el pueblo peronista cuando gritábamos que Montoneros son soldados de Perón, afirmamos que no tenemos ninguna diferencia, ni ideológica, ni política, con el General Perón y ponemos a disposición del General estas agrupaciones, que nos seguimos llamando Juventud Peronista y que seguimos perteneciendo a la Tendencia Revolucionaria Peronista.”

El sociólogoa Horacio González, fallecido en junio de 2021, fue uno de los dirigentes que rompió con Montoneros por lealtad a Perón

 

Los firmantes eran Roberto Fiore, Jorge Martinez, Juan Carlos Gomez, Jorge Veliz, Gustavo Ascar y Luisa Pereyra.

Casi en simultaneo al Congreso de Baradero, Roberto Bustos, diputado nacional y secretario general de la UOCRA en Bahía Blanca, y Alberto Coudouy, secretario general de los Viales, difundían un comunicado expulsando a Greco de la Juventud Trabajadora Peronista, JTP, encuadrándola bajo la conducción de Perón.

Con esta maniobra, en lugar de abrirse, se quedaban con el sello y expulsaban a los partidarios de Firmenich.

Amigo y fiel acompañante del trabajo de Carlos Mugica, el “Negro” Vidal Giménez llegó a ser el principal dirigente del Movimiento Villero Peronista (MVP).

Con la Lealtad, eligió mantenerse leal a Perón.

Su decisión le costaría la expulsión del MVP, pero significaría el nacimiento del Movimiento Villero Peronista Lealtad (MVPL).

En Capital Federal también surgieron disidencias.

Eduardo Rollano recuerda al grupo de la zona centro: “El jefe era Rulo, Raúl Blanco (nombre legal de Teodoro Boot, excelente escritor recientemente fallecido), de todo ese ámbito en donde estaba desde la primera con Tito Pandolfi; en la quinta estaba Horacio González (ex-director de la Biblioteca Nacional), el colorado Tomás, Coco y Coca; en la sexta estaba el gordo Clark y una compañera que le decían María; en la séptima estaba yo; en la octava estaba la negra Irma Parentella.

En Rosario el primer grupo disidente lo encabezó Roberto “Chino” Hyon un dirigente de Juventud Peronista de la zona sur con mucha ascendencia barrial.

El La Plata la fractura la encabezó Carlos Negri (en ese entonces diputado provincial), manteniendo el nombre de JP La Plata, se dedicaron a rescatar la mayor cantidad de militantes posibles.

De ese grupo participaban Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

También en La Plata, varios funcionarios de Oscar Bidegain rompieron con Montoneros, entre ellos Alcira Argumedo, Oscar Balestieri y Alejandro Peyrou.

En la UBA, varios decanos se van con La Lealtad: Oscar Sbarra Mitre en Económicas; Lugo en Exactas; Enrique Martínez en Ingeniería; Horacio Pericoli en Agronomía; e Ibarlucía en Arquitectura.

La JUP Lealtad la impulsaban Norberto Ivancich, Quico Marafiotti, Marcelo Kohan, Horacio González, José Lapetina, Osvaldo Riera y Luis Marchisio, entre otros.

En Santa Fe, el Jefe de la Regional II, Jorge Obeid, junto con los diputados Juan Lucero, Domingo Pocchettino y Hector Pizarro, rompe con Montoneros.

También en la Universidad por diferencias con la Tendencia renuncian los decanos de Ciencias de la Educación Henry Trevignani; de Ingeniería, Raul Alberto Churruarin; y de Bioquimica, Angel Piaggio. .

De la JTP, renuncia Hugo Miretti de Bancarios.

La Solicitada de Montoneros Soldados de Perón

El 14 de marzo de 1974, se da a conocer públicamente el grupo “Montoneros Soldados de Perón”” a través de una solicitada de página entera en varios diarios.

Dirigida “Al pueblo peronista”, llevaba por titulo “La conducción de Montoneros es Perón”.

La solicitada que comunicó la ruptura

 

En ella podía leerse:

“… nuestro Líder, el Teniente General Juan Domingo Perón, ha dado los primeros pasos seguros hacia la Liberación Nacional.

Sin embargo, retardatarios y apresurados, desde adentro y desde fuera del Movimiento Peronista y en función de proyectos propios, persisten en torcer el rumbo marcado por nuestro Conductor y sabotean sistemáticamente el proceso de Reconstrucción Nacional, haciéndole el juego a nuestros enemigos históricos, replegados pero alertas.

 Los retardatarios, escudados tras una falsa ortodoxia. Los apresurados, pretendiendo instrumentar un falso monopolio de la lucha y el sacrificio.”

“El retorno a la Patria y al gobierno del general Perón son el resultado de 18 años de guerra integral del pueblo peronista, bajo su conducción estratégica y no solo de la lucha de los últimos años o de las acciones heroicas de un conjunto de militantes.

“Es en este contexto, con el aramburazo, en el que nace la Organización Montoneros, como fruto de la historia de lucha de nuestro Movimiento asumiendo en su plenitud una doctrina y una lealtad incondicional a la Conducción (…) expresada en la consigna (…) Perón o Muerte.

“(…) A partir del 25 de mayo de 1973, recuperado el gobierno para el pueblo y planteada por el General Perón una etapa de Reconstrucción Nacional en el camino hacia la Liberación, ésta nos debió haber encontrado como sus más leales y activos soldados.

Sin embargo, la conducción nacional de la Organización fue asumiendo una concepción ideológica que nos llevó a la incomprensión y al enfrentamiento del proyecto fijado por el Conductor del pueblo argentino”.

Afirmaban que la incomprensión y el enfrentamiento se manifestaban en una política que pretendía negar los éxitos del gobierno peronista.

Le había hecho perder a los militantes montoneros su misión.

La conducción buscó la acumulación de poder para la organización compitiendo así por la hegemonía del movimiento y, “dio prioridad a los acuerdos y alianzas fuera del Movimiento buscando crear un frente en paralelo al Frente de Liberación Nacional impulsado por Perón”.

En suma, “esa política antepone el esquema de un socialismo dogmático a la experiencia, la voluntad y la conciencia del pueblo peronista”.

“Los firmantes: Columna Oeste del Gran Buenos Aires, Columna Capital Federal, Columna Nordeste de la Provincia de Buenos Aires -ex columna Artigas-, Unidades de la Columna Sur de Gran Buenos Aires y Unidades de la Columna Norte de Gran Buenos Aires, resuelven:

1°) Desconocer a la actual conducción nacional de la organización por ser la responsable directa de las modificaciones inconsultas de nuestra linea política-militar, apoyada sobre sectores recién incorporados al movimiento y a la organización.

2°) Reafirmar la nunca desmentida conducción del General Perón, como Líder de la clase trabajadora argentina y de la Revolución Justicialista.

3°) Convocar a todos los peronistas a ampliar su organización en la lealtad y su participación activa en la defensa del gobierno del pueblo”.

Carlos Mugica manifiesta su apoyo a la Lealtad

El 19 de marzo, en el diario Mayoría, Carlos Mugica publicó una columna titulada “La encrucijada de la juventud: de la alineación ideologista al realismo cristiano.” En el texto, expresaba su apoyo a la JP Lealtad y reforzaba los argumentos de la solicitada.

El sacerdote Carlos Mugica celebró la ruptura de lso jóvenes con Montoneros y ahirió a las críticas que éstos expresaron

 

Decía Mugica: “Es reconfortante advertir, en una reciente solicitada de los sectores más combativos de nuestra juventud, el rechazo categórico al socialismo dogmático y la afirmación rotunda de la doctrina justicialista” (…)

En estos días hubo dos manifestaciones públicas.

Una en el estadio de Atlanta. Muchos jóvenes, pocos obreros.

Allí prevaleció la ideología por sobre la realidad.

Otra en Plaza de Mayo.

Esos trabajadores auténticos cabecitas no especulaban cuando gritaban ‘Peron –Zorilla, un solo corazón’.

Estaban reclamando condiciones dignas de trabajo y carne barata para el pueblo.

La encrucijada de la juventud es dramática.

Y nos envuelve a todos.

Porque sin ella no vamos ni a la esquina.

Y la responsabilidad de nosotros, sacerdotes, educadores, es enorme.

Si la juventud renuncia a buscar la revolución en los libros (con el peligro de morirse en un error de imprenta) y asciende al pueblo asumiendo sus problemas reales y su lucha por acabar con el gran pecado de nuestro tiempo, la explotación del hombre por el hombre, el destino de la revolución justicialista quedará asegurado.”

Amenazas y sanciones a los disidentes

En respuesta a la fractura, Montoneros saca un documento titulado “Tratamiento a los disidentes”, que preveían sanciones, incluida la “pena de muerte”, para los disidentes y quienes colaborasen con ellos. Hubo varios “juicios”, amenazas de fusilamiento, reclusiones y el secuestro de una militante para enjuiciarla. 

Jorge Obeid debió irse del país, bajo amenaza de fusilamiento si se quedaba.

Hasta donde sabemos, hubo un solo caso de fusilamiento en Corrientes.

En el resto del país no hubo ejecuciones por esta disidencia.

Suponemos que se debió, primero, a que el militarismo todavía no estaba tan exacerbado, y segundo, que los disidentes que se iban eran muchos. Tercero, que una ejecución hubiese desatado una matanza interna, atento a que muchos de los disidentes eran veteranos cuadros militares.

Por ello los disidentes sufrían otro tipo de castigo, básicamente una campaña pública de desprestigio, acusándolos de romper por derecha, de ser oportunistas, lopezrreguistas, isabelistas, etc.

Tras la muerte de Perón, cuando empezaron a operar las bandas de derecha, los “Leales” sufrían una doble amenaza.

Para los montoneros eran traidores y para la derecha eran montoneros, porque de hecho, poco tiempo antes lo eran.

Por lo tanto las balas podrían venir de cualquiera de los dos lados.

El más claro ejemplo fue el asesinato de Mugica.

La fractura según los ex jefes montoneros

Algunos cuadros de conducción de Montoneros han aportado su visión respecto a la fractura.

En su biografía, Fernando Vaca Narvaja, uno de los tres integrantes de la Conducción Nacional de Montoneros sobreviviente, escribió: “Fue una división que se dio tanto en Buenos Aires como en el interior del país, militantes que no acordaban con la política de Montoneros en ese momento.

Fundamentalmente cuestionaban la política de difusión, de cuestionamientos a determinados sectores del gobierno del general Perón.

Si hoy analizamos políticamente, algunos de esos cuestionamientos tenían elementos de fundamentación seria”.

Sobre la dimensión del sector disidente, José “Pepe” Amorin escribió en su libro Montoneros: La buena historia, que la JP Lealtad “fue una fractura significativa en términos de calidad, por la veteranía político-militar de los disidentes; y peligrosa por su potencial extensión a partir de la coincidencia de pensamiento que existía entre los disidentes, gran parte de los veteranos de la organización y la mayoría de los responsables de los frentes de masas”.

Roberto Perdía, otro ex integrante de la conducción de Montoneros, en su libro Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona, no minimizó la ruptura; al contrario, la consideró “la escisión más importante que tuvo Montoneros”.

“El debate que se suscitó entre Montoneros y esta corriente haría que en nosotros se fortalecieran las tendencias más clasistas e ideologistas.

Esa imposibilidad de alcanzar una síntesis interna reflejó una de las mayores debilidades de esta etapa e influyó negativamente sobre el futuro.

El tratamiento que le dimos a la disidencia contribuiría a fortalecer una tendencia equivocada. […]

De esta forma nos fuimos construyendo una trampa sin salida.

Por un lado, tendencias como la impulsada por los compañeros de esta disidencia, que llevaban a la disolución, el desgranamiento dentro del conjunto del movimiento. Por el otro, nuestra política, que tendía a fortalecer la organización pero que, en realidad, fortificaba un sólido esqueleto.

El debilitamiento de su raíz, en el propio movimiento, la iba alejando de su base de sustentación.

Así se multiplicaban las condiciones para la decadencia.

El tiempo demostraría que por este camino, estábamos transitando una etapa con más errores que aciertos.”

 

AD

* Periodista y escritor



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