DOS POEMAS DE 1999
Sientan la dulce brisa peinar llanuras, ríos, calles. Apenas ayer salté cincuenta cortos años ,/y mis amigos no están. Han partido solitarios.¿Qué sangre nos nutría? /Vuelven junto al mar como un viento fuerte /sellando mis manos a las suyas. Por Alberto Daneri NAC&POP 20/10/2023 PARTIDAS Inmóvil frente al aliento del cauto marbajo la humedad de…

Sientan la dulce brisa peinar llanuras, ríos, calles.
Apenas ayer salté cincuenta cortos años ,/y mis amigos no están. Han partido solitarios.
¿Qué sangre nos nutría? /Vuelven junto al mar como un viento fuerte /sellando mis manos a las suyas.
Por Alberto Daneri
NAC&POP
20/10/2023
PARTIDAS
Inmóvil frente al aliento del cauto mar
bajo la humedad de mayo su verdeoscuro penetra
mi cansada mirada
y el oleaje surge en espirales tras las gaviotas.
Soy aún rico en tiempo;
he mutilado, cautivo del silencio, todo presagio.
Apenas ayer salté cincuenta cortos años
y mis amigos no están. Han partido solitarios.
¿Qué sangre nos nutría?
Vuelven junto al mar como un viento fuerte
sellando mis manos a las suyas.
¿Cuándo nos haremos lúgubre cadena?
No me pidan hoy grandes palabras
pues no las tengo;
guardando cenizas de hombres y mujeres
desnudos el mar llora de amor.
¿Cómo lo recorrerán esas fútiles sombras?
Canto su ausencia en la pálida lluvia y espero.
Tanto por tan poco.
Cuando revivo nuestras mutuas ilusiones
ni siquiera creo ser dueño de su historia;
algunas mañanas sueño
utopías
y despierto sin el pan ni el vino con memorias
para siempre perdidas.
Ya no me reconozco fuera de mí;
voy por un sendero de arena o aire
para evitar el hollín de los hombres.
Una mano inefable roza mi espalda
y desciendo
al infierno de los que se han ido;
náufrago deseoso de unir agua y cielo
me siento a lagrimear entre viejas rocas
y sólo toco escombros:
estoy entre hermanos.
1999
__________
AL ALBA DE CADA DÍA
Tenemos distancia y sol aquí en el Sur, oh tierra
nuestra, sorbiendo vino
unidos en la noche sin tiempo hacia el progreso.
También esa dulce esperanza del poético amor
a la ciudad, a la roja y lejana montaña,
al pampeano océano aterciopelado del mediodía.
Asimos el embriagador encuentro de la memoria
del cuerpo, hombre y mujer,
aleteo de palomas junto a la última luz de la tarde.
Usamos la palabra prostituida a ráfagas de verbo
saliendo de pequeños unos hacia pequeños otros
en este fatigoso viaje de cicatrices, furias, éxtasis;
y del rocío viudo de alegría
bebemos gotas de fortaleza contra toda opresión.
Ahora que Dios se volvió extraño en las casas
tenemos amigos que se harán enemigos
y banalizaciones imperiales en las conciencias:
aunque ya nadie tire miles de puertas abajo
ni guillotine exilios de almas
mi aldea global privatizó mágicamente el hambre.
¿Tienen los jóvenes ganas de desnudar su libertad
devenida codicia (heroína ilegal de los noventa)
y aprender compasivos a dar la cara ante la nada
genocida o el puro dolor de un inasible porvenir?
Ya no guardamos risas entre estas viejas piernas
golondrinas
ni sudamos sangre bajo lágrimas de odio. Cien
cabezas de icebergs de un tiempo de masacres
brindan el infierno en la tierra con nuevos odios
y amarrados a la triste ruina es imprudente soñar.
Poeta, acepta el dolor de vivirse hombre
y vivirse pena entre lenguas del viento olvidado,
mientras tus ojos dejan atrás al joven que fuiste.
¿Cómo tomar la Bastilla si no sabemos dónde está?
¿Cómo derrotar al rey -el mercado- si es invisible?
¡Despierten, vista, oído, tacto!
Sientan la dulce brisa peinar llanuras, ríos, calles.
Quiero saber cómo subir mañana estos peldaños
mientras se calla o se canta
año tras año al alba de cada día.