19 de abril de 2024

DINERO PARA EL CRECIMIENTO

El momento es ahora y depende de nosotros. Precisamente, porque somos un país rico, y en múltiples sentidos. Indudablemente, la motivación que convoca al presente análisis reside en la urgente solución que reclama la condición inicialmente mencionada. Por Julián Denaro (*) NAC&POP20/05/2023 Cuando la mayoría de la sociedad es más pobre, es porque los sectoresconcentrados…

El momento es ahora y depende de nosotros. Precisamente, porque somos un país rico, y en múltiples sentidos.

Indudablemente, la motivación que convoca al presente análisis reside en la urgente solución que reclama la condición inicialmente mencionada.

Por Julián Denaro (*)

NAC&POP
20/05/2023

Cuando la mayoría de la sociedad es más pobre, es porque los sectores
concentrados de la economía son más ricos.

Curiosamente, a la inversa no necesariamente ocurre lo mismo, ya que en el período que va desde el 2003 al 2015, las mayorías gozaron de un mayor bienestar, al tiempo que los sectores concentrados la acumularon a una sorprendente tasa.

Indudablemente, la motivación que convoca al presente análisis reside en la urgente solución que reclama la condición inicialmente mencionada.

Esto es, a pesar de haber crecido, haber reducido el desempleo, haber aumentado la actividad y haber recuperado los mecanismos de inclusión social, los ingresos de las mayorías sufrieron un alarmante deterioro durante los últimos dos años.

Los mecanismos que provocan la transferencia de ingresos desde el conjunto del pueblo hacia los grupos de poder son conocidos, y las explicaciones nunca son redundantes.

Cada vez que sube el precio del dólar, se enriquecen los que tienen
dólares y se empobrecen todos los demás.

Luego, como la suba del dólar eleva los precios, esa inflación también es apropiada por los grandes formadores de precios.

Pero adicionalmente, a través de la suba del tipo de cambio, los grupos
económicos pretenden comprar más barato nuestras fuentes de riqueza.

Cuando sube el precio del dólar, recuérdese, los núcleos de poder económico consiguen abaratar el costo en dólares de todas sus adquisiciones.

Por cierto, todo esto se monta sobre un país destacadamente rico como es
Argentina.

Tenemos la 3era reserva mundial de agua, somos el 10mo exportador
mundial de alimentos, el 3ero en soja y derivados, poseemos diversas fuentes de energía renovable y no renovable, prestigioso capital humano y cultural, etcétera.

Pero todo este conjunto, precisamente, resulta inmensamente atractivo para el resto del mundo y, específicamente, para los sectores de poder global.

A modo de ejemplo, somos el 7mo productor mundial de vino y 3ero en aceitunas, como se detalla en las listas a continuación:

Vino: 1. España, 2. Francia, 3. China, 4. Italia, 5. Turquía, 6. EEUU, 7. Argentina, 8. Chile

Aceitunas: 1. España, 2. Egipto, 3. Argentina, 4. Marruecos, 5. Grecia, 6. Turquía, 7. Perú, 8. Italia

Para abordar el tema, se atiende a la Balanza Comercial acumulada de los últimos tres años, que da superavitaria en 35.000 M U$D , lo cual significa que ingresó al país mucha más plata de la que entró por compra y venta de bienes, dando un promedio anual de 11.000 M U$D .

Sin embargo, la condición de economía bimonetaria hace tambalear el equilibrio, la estabilidad, la confianza y por tanto la predictibilidad.

Según un informe de Horacio Rovelli, en el período que va desde diciembre de 2019 hasta marzo de 2023, se pagaron intereses de deuda externa por 22.000

2M U$D , el Banco Central le vendió 18.000 M U$D a empresas para que paguen sus deudas y encima el BCRA perdió 6.000 M U$D en reservas, bajándolas de 45.000 a 39.000.

La sumatoria es una pérdida de 46.000 M U$D que no puede sostenerse con
el saldo superavitario de exportaciones.

Adicionalmente, las grandes empresas y consorcios que acumulan ganancias
producidas en este país rico, llamativamente proceden a retirarlas del país a
través de mecanismos que también constituyen un robo al pueblo, aunque un robo legal, a través de lo que se conoce como rulo.

Primero, proceden a comprar acciones y bonos en pesos, que venden en dólares.

Como lo hacen a las apuradas para hacerse de dólares, venden los títulos más baratos de lo que lo harían si no fuesen operadores especulativos.

En esta primera etapa, contribuyen a subir el tipo de cambio, ya que a medida que baja el monto recibido en dólares, sube la valuación del dólar por esa operación.

Si se hace dentro del país, se denomina “dólar bolsa” o MEP, en tanto que cuando la operación de venta de títulos se hace en el exterior y se deposita en una cuenta radicada en otro país, lleva el nombre de “contado con liqui” o CCL.

Para entenderlo: si se compra una acción que vale 10 millones de pesos y se vende a 25.000 dólares, el tipo de cambio de esa operación es de 400 (10.000.000 dividido 25.000).

Si en cambio se vende a 20.000 dólares, el tipo de cambio asciende a 500 (10.000.000 dividido 20.000).

Posteriormente, esos dólares son negociados en el mercado ilegal, conocido como blue, a un precio superior.

Con valores de la semana pasada, el CCL estaba en 455 pesos y el Blue 488, con lo cual la ganancia de esta operación es de 33 pesos por cada dólar.

Como se puede apreciar, este mecanismo no hace otra cosa que concentrar ganancias en unos pocos.

En definitiva, esta exposición resulta oportuna para desacreditar a quienes vienen a proponer que la solución de nuestros problemas parte por reducir el gasto del gobierno.

Lo que queda claro es que debe procederse a reducir los márgenes de acción de los grupos concentrados que juegan con nuestra comida, con nuestra
plata y con nuestras finanzas sólo para ellos enriquecerse y, de paso, acumular más poder en la medida que el pueblo entero se halla sometido por sus maniobras perversas que se vinculan al endeudamiento creciente.

Ante esto, no debe olvidarse que tan sólo ocho años atrás teníamos los sueldos y jubilaciones más altos de toda la región, estábamos prácticamente
desendeudados en todos los niveles (nación, empresas y familias) y disponíamos a la vez de un tipo de cambio que era competitivo gracias a la política arancelaria.

Estos grupos empresarios concentrados operan con la complicidad de algunos políticos, que ganan cuatro veces lo que un profesor universitario, con el manejo de los medios de comunicación, y son defendidos, protegidos y apoyados por el partido judicial.

Entonces, es hora de que el pueblo logre revertir este orden dominante que atenta contra el mismísimo sentido de democracia, que significa gobierno del pueblo.

Por consiguiente: por dónde empezar?

Una parte relevante fue expresada con el solo transcurrir de este escrito.

El poder judicial debería democratizarse, en principio, pasando a una modalidad en la cual  los representantes sean elegidos por el pueblo.

El sistema de medios debería cuanto menos retornar a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuyo  espíritu reside en evitar los monopolios y la concentración, incrementando la multiplicidad de voces y el espacio para todos.

Y los políticos, bajo estas condiciones, quedarían más expuestos, reduciendo significativamente sus posibilidades para emitir consignas engañosas.

Somos un país rico, y tenemos que disfrutarlo nosotros, en vez de solamente las corporaciones empresarias que sistemáticamente han sabido quitarnos derechos, bajarnos los sueldos y entregar por migajas el patrimonio nacional.

El momento es ahora y depende de nosotros.

Precisamente, porque somos un país rico, y en múltiples sentidos.

JD/

(*) JULIÁN DENARO, Economista (UBA), Columnista Económico en
Televisión y Radio, Profesor en Universidades Nacionales (UBA y UNLAM) y en Universidad de Morón (UM), Doctorando en Ciencias Económicas en
UNLAM, Investigador Sigeva – Conicet y terminando la Licenciatura en
Psicología en la UBA. Autor de seis libros, siendo los dos últimos “Del país
dividido a la revolución cultural” (2017) y “Argentina entre las disputas de
poder 2012-2019” (2019), y próximo a publicar dos nuevas obras.



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