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BAJAR GASTOS VS SUBIR INGRESOS

Recortar partidas , a excepción de la Deuda Pública, trae consigo un daño severo a la sociedad

Antes de exponer la propuesta alternativa, y contraria, es oportuno recordar cuáles son los destinos del gasto público que el macrismo – radicalismo y los libertarios quieren reducir.

Por Julián Denaro (*)

NAC&POP
6/05/2023

Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza sostienen que hay que bajar el gasto para no tener déficit fiscal.

Ellos dicen que el problema es que se gasta más de lo que ingresa, por cuanto hay que gastar menos.

Sin embargo, esa lógica matemática elemental tiene otra forma igualmente válida, y posible, de solucionarse: aumentar los ingresos.

Antes de exponer la propuesta alternativa, y contraria, es oportuno recordar cuáles son los destinos del gasto público que el macrismo – radicalismo y los libertarios quieren reducir.

Bullrich, Larreta y Milei manifiestan explícitamente que si fueran gobierno reducirían las partidas asignadas a seguridad social e inversión social, fomentando en complemento una nueva oleada de privatizaciones.

La confusión que pretenden lograr en los receptores de sus mensajes es el truco a través del cual se proponen engañar a una porción del conjunto de electores.

El Presupuesto de Gasto Público del Gobierno Nacional está comprendido por Seguridad Social, Salud, Educación, Cultura, Ciencia y Técnica, Transporte, Turismo, Comunicaciones, Promoción y Asistencia Social, Vivienda, Urbanismo, Agua Potable, Alcantarillado, Medio Ambiente, Energía, Combustible, Minería, Ecología, Trabajo, Industria, Seguros, Finanzas, Administración Pública, Defensa y Seguridad, Deuda Pública y otros ítems menores en peso financiero relativo.

Recortar partidas en cualquiera de los mencionados, a excepción de la Deuda Pública, trae consigo un daño severo a la sociedad, así como al proyecto de país posible.

Encima, amenazan con volver a las privatizaciones, lo cual pondría en riesgo el equilibrio financiero de nuestra Nación.

Los canales de saqueo y fuga que favorecen a los consorcios extranjeros al mando de las privatizadas ocasionarían sistemáticamente una sangría dolorosa y duradera.

Dos casos emblemáticos para explicarlo son Aerolíneas Argentinas e YPF.

Aerolíneas Argentinas fue creada en 1949 por el gobierno de Perón, y se constituyó en una de las empresas aeronáuticas de mayor prestigio a nivel global.

La privatización durante el gobierno de Menem en los 90s se tradujo en un agujero económico,
productivo y financiero de saldos catastróficos.

La pérdida de aviones, de oficinas ubicadas en ciudades estratégicas y de capital propio como los mundialmente reconocidos simuladores de vuelo, fueron parte del saqueo a manos de la compañía española Iberia a través de su ala Marsans, que también perdió numerosos destinos
internacionales.

A todo eso, hay que sumarle la trágica pérdida financiera por los vuelos domésticos que pasó a cobrar la privatizada y por la continua remisión de utilidades hacia el exterior.

La Nacionalización de Aerolíneas Argentinas llevada a cabo por el gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner, recuperó el ingreso de dinero al Estado por los vuelos de cabotaje, recuperó varios destinos internacionales, modernizó la flota y generó un constante ingreso de divisas proveniente de pasajeros extranjeros.

Naturalmente, además, cortó la sangría causada por el retiro de ganancias.

Lo mismo compele a YPF, que fue desguazada por Repsol a partir de las privatizaciones menemistas y que fue recuperada por el gobierno de CFK en 2011.

Desde hace tiempo se habla de nuestra riqueza en Vaca Muerta, pero eso es posible gracias a haber recuperado nuestra empresa hidrocarburífera nacional y gracias a haber tomado la decisión política de construir un gasoducto que permite unir la extracción de gas en nuestra Patagonia con todo el país y nuestros países vecinos, dentro de los cuales está el 5to país más poblado del mundo, que es Brasil.

Evidentemente, esto se traducirá en un saldo favorable para la balanza energética que contribuye con la situación financiera del conjunto del país.

Respecto a esta situación, no nos olvidemos que fue construido por trabajo argentino y financiado con nuestros impuestos, por cuanto no cabe otra alternativa que sostener una afirmación irrebatible e irrenunciable: es nuestro.

Entonces, quienes proponen la privatización, lo único que quieren es robarnos todo esto, ante lo cual debemos defendernos con toda la firmeza del mundo.

En definitiva, así como se ve que balanzas negativas se pueden transformar en positivas, el saldo de ingresos menos gastos del Estado también puede cambiar el signo mediante decisiones políticas y estratégicas.

Pero en vez de recortar los presupuestos asignados a Inversión Social, se puede aumentar significativamente la Recaudación Tributaria, cuya consecuencia lógica es obtener una mayor financiación para el Gasto necesario mientras se alcanza el superávit fiscal, que a su vez facilita
diversos asuntos tanto internos como externos del país.

Algunos de los puntos cruciales se detallan a continuación.

La recuperación de los puertos del río Paraná más el dragado del Canal Magdalena en el Río de la Plata, serían medios a través de los cuales se puedan corregir los enormes fraude fiscal y contrabando que hoy existen en el comercio exterior.

Los resultados inmediatos serían una mayor protección de nuestra industria y un notable
aumento de la recaudación del Estado Nacional a través de Impuestos.

Por otro lado, cobrar Impuestos a los cerca de 400.000 millones de dólares de argentinos que se encuentran escondidos en guaridas fiscales, y que fueron fugados sin pagar impuestos, también constituye otro vehículo para abonar las cuentas fiscales.

Asimismo, modificar la casi nula contribución que aportan a nuestro país la pesca en el Mar Argentino así como la Minería, transformándolas en justas, acordes y razonables.

Por supuesto, entretanto, poner en marcha nuestros astilleros para fabricar barcos factoría propios es algo sobre lo que nunca se debe dejar de insistir.

Y respecto al oro blanco, el litio, el Frente de Todos presentó un Proyecto para Nacionalizar su Exploración y Explotación, declarándolo Recurso Estratégico.

En palabras del diputado Juan Carlos Alderete, se remarca que “es imprescindible que tomemos en nuestras manos la defensa de nuestra soberanía, y protejamos los intereses nacionales referidos a este recurso natural estratégico y avancemos en medidas concretas que permitan la industrialización en origen con los debidos resguardos ambientales y de respeto a los pueblos originarios (…)

Es el momento de romper con el modelo extractivista – exportador, modificar el código minero, modificar la ley de inversiones mineras y avanzar con un modelo de desarrollo nacional y de
defensa de nuestra soberanía…”

Alderete agregó al respecto: “Podemos decir que los monopolios extranjeros se llevan el litio y pagan migajas.

No sólo no lo industrializamos en nuestro país, sino que nos saquean dejando contaminación y se lo llevan a precio de remate.

Estamos regalando ese oro blanco”.

Como se puede apreciar, existen múltiples fuentes mediante las cuales obtener un abultado aumento en los niveles de recaudación.

De esta forma, no sólo que habría financiación suficiente para todo lo que necesitamos mejorar urgentemente, sino que sostendría con solidez el superávit fiscal y produciría un beneficio social de inmenso impacto: que todo el peso de los impuestos no caiga sobre los sectores medios, sobre la pequeña y mediana empresa y sobre los sectores vulnerables.

En esto también se observa una nítida contraposición entre el peronismo y el antiperonismo.

El gobierno de Macri quitó impuestos a los sectores más ricos y a las corporaciones dominantes, pero ese monto de impuestos fue trasladado de varias formas al conjunto de la población, por ejemplo, mediante tarifazos.

La propuesta del justicialismo es que las grandes empresas y los consorcios trasnacionales paguen los impuestos que tienen que pagar, para aliviar las espaldas del conjunto de la sociedad.

Se ha dicho muchas veces.

La presión fiscal en Argentina (Impuestos totales / PBI) es cercana al 33%.

Los países con mayor presión fiscal tienen menor inequidad e injusticia, lo cual se justifica en que los Estados tienen con qué resolver los problemas.

Mientras tanto, los países con menor presión fiscal padecen mayores niveles de inequidad e injusticia, por el mismo motivo.

Por eso, acá viene la cuestión central: ¿Quién paga los impuestos?

Si lo pagan los ricos, no los sufre el pueblo.

Si los ricos evaden, recae sobre las espaldas de los que menos tienen.

Es un tema central para conversar entre todos y volverlo visible.

JD/

 

NAC&POP: (*) JULIÁN DENARO, Economista (UBA), Columnista Económico en Televisión y
Radio, Profesor en Universidades Nacionales (UBA y UNLAM) y en Universidad de Morón (UM), Doctorando en Ciencias Económicas en UNLAM, Investigador Sigeva – Conicet y terminando la Licenciatura en Psicología en la UBA. Autor de seis libros, siendo los dos últimos “Del país dividido a la revolución cultural” (2017) y “Argentina entre las disputas de poder 2012-2019” (2019), y próximo a publicar dos nuevas obras. MG/N&P/



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